jueves, 21 de octubre de 2010

I miss you DF

¿Es posible extrañar tanto una ciudad? Caminar una ciudad es apropiársela. Hoy, extrañamente extraño mi extrañeza en aquella ciudad. Mi mal humor diciendo yo no soy de aquí, la gente en mi tierra es así es asá, no me gustan los hábitos de los defeños. Han pasado cuatro meses y finalmente llega el plazo de la añoranza. El olor del df por las mañanas mientras compro una torta de tamal; si hay algo que te enraiza a una metrópoli son los vicios personales pero compartidos. Nada como la comida del DF, sus callejas repletas de puestos típicos. La felicidad de descubrirte enteramente subyugada por los borrachos saboreando una pancita y empujándose unas chelas mientras le dan su propina al chamaco de los fara-fara. Nunca como antes sentí la comunión entre mis dos tierras: el día del caldo de gallina. Y la vez que tirábamos los pescuezos de pollo a una perra que nos acechaba con su mirada. Si a alguien le pertenece el DF es a los perros. Entonces, puedo entender que la vida humana no tiene nada de perra. Está encerrada en un perímetro. Aunque se mueva a miles de kilómetros, sigue girando sobre sí misma. Le he dicho a mis amigos te extraño, pero en realidad mi amiga, mi gran amiga ha sido siempre la ciudad. A veces cálida, a veces meditabunda, a veces indolente. Siempre estuviste para mí. Tengo que recuperarte.

1 comentario:

Grace Morphine dijo...

Me gusto mucho tu escrito, yo a veces también me siento dividida, pero no tanto por la geografía.

Besos!