domingo, 23 de septiembre de 2012

viernes, 12 de noviembre de 2010

La increíblemente pequeña


La pequeñita es un personaje que me ha gustado bastante. Es una diminuta travesura que pone en jaque la idea del amor. Es el alter ego compacto de la mujer que soy. La increíble languidez de su voz, contrasta con la fuerza de sus piernas para escalar las ríspidas aristas del deseo. Se columpia desde la poesía de la Pizarnik para venir a parar entre la prosa juguetona de Rivera. Su cama es un nenúfar abierto como mujer que de tan húmeda va secando las palabras para describir su cuerpo. La muerte me da ha sido su cuna y ahora vaga contenta entre mis sesiones psicoanalíticas.

Saludos a mi nueva lectora o nuevo lector

Agradezco que me incluyas entre tu lista de blogs a seguir, sólo que yo no puedo verte. Espero que pueda visualizar en algún momento tu blog. Saludos.

jueves, 21 de octubre de 2010

El sabotaje amoroso


Mi otro amor. No tan intenso como el que siento por ti Cristina. En todas sus facetas Amélie Nothomb me seduce. La pureza pasional de los seis años. Mira que venir a darme de bruces a mis treinta y dos años con las reglas del amor. Que una niña adquiriera plena conciencia de la brutalidad del amor, me humilla. No obstante, la guerra troyana de Amélie por su Elena es más que suficiente para mostrarme lo ingenua que he sido. Con la "gran saboteadora" comparto el entusiasmo por Japón. Creo que finalmente eso es lo que me ha hecho caer en sus letras. Un guiño de bisturí casi antopológico permite adentrarse en la añoranza del combate. ¿Acaso no es más honorable verse aplastada por las ordas iracundas de tu amado que gimotear por una sola mirada displiciente? Para la Nothomb no hay mayor victoria que morir en las garras de una niña. Las infantas son guerreras por excelencia. Yo me recuerdo como una pequeña amazona montada en su corcél. Hoy, "El sabotaje amoroso" me ha revelado el placer de jugar al amor: el triunfo no importa nada, el letargo de los movimientos en la lucha es la exquisitez suprema. Recomiendo ampliamente el texto de la escritora belga. Se sabrá lo que es ser malvada.

I miss you DF

¿Es posible extrañar tanto una ciudad? Caminar una ciudad es apropiársela. Hoy, extrañamente extraño mi extrañeza en aquella ciudad. Mi mal humor diciendo yo no soy de aquí, la gente en mi tierra es así es asá, no me gustan los hábitos de los defeños. Han pasado cuatro meses y finalmente llega el plazo de la añoranza. El olor del df por las mañanas mientras compro una torta de tamal; si hay algo que te enraiza a una metrópoli son los vicios personales pero compartidos. Nada como la comida del DF, sus callejas repletas de puestos típicos. La felicidad de descubrirte enteramente subyugada por los borrachos saboreando una pancita y empujándose unas chelas mientras le dan su propina al chamaco de los fara-fara. Nunca como antes sentí la comunión entre mis dos tierras: el día del caldo de gallina. Y la vez que tirábamos los pescuezos de pollo a una perra que nos acechaba con su mirada. Si a alguien le pertenece el DF es a los perros. Entonces, puedo entender que la vida humana no tiene nada de perra. Está encerrada en un perímetro. Aunque se mueva a miles de kilómetros, sigue girando sobre sí misma. Le he dicho a mis amigos te extraño, pero en realidad mi amiga, mi gran amiga ha sido siempre la ciudad. A veces cálida, a veces meditabunda, a veces indolente. Siempre estuviste para mí. Tengo que recuperarte.

miércoles, 20 de octubre de 2010

La cresta de Ilión


La novelita, escrita al más puro estilo de Cristina Rivera Garza, nos sorprende con un universo donde los límites entre lo femenino y masculino se rompen. Semejante hiato, no se sabe si proviene de la locura o conduce hacia ella. La autora nos envuelve en el lirismo de un lenguaje creado sólo una vez que se ha caído en la cuenta de que se es mujer. La Traicionada y la Desaparición en sí, parecen ser los múltiples esbozos de la aventura de buscar ser mujer. La tensión psicológica se palpa desde el primer párrafo; evocando "El cuervo" del maestro Poe, el protagonista se ve invadido en lo más íntimo por lo inesperado, por aquello que no solicita permiso para instalarse de golpe en la vida toda. ¿Será acaso la locura? Debo confesar que aún no descifro ese lenguaje misterioso que asoma la respuesta.

martes, 19 de octubre de 2010

Ningún reloj cuenta esto


Una serie de cuentos de la escritora mexicana Cristina Rivera Garza nos transportan a un mundo en donde el tiempo parece haberse detenido. No hay momento posible para el acercamiento entre los sexos. El tiempo se ha ido ya para dar lugar al espacio abismal de la relación hombre-mujer. Personajes femeninos como la literata desempleada que al traducir unas antiguas cartas se encuentra a sí misma enamorada de la forma de un amor desesperado; la eterna migrante que entrada en años rememora una noche de tormenta los vínculos perdidos en su peregrinar por el mundo; y, el joven filósofo fracasado que no puede cumplir las expectativas de una novia sedienta de futuro; nos perfilan el fallido intento de asir lo otro.